¡Ya tenemos los ganadores del concurso de Microrrelatos Halloween 2021!
Os dejamos por aquí sus microrrelatos.
PRIMER PREMIO: Omali Mind / @theomalimind /
Tras la pandemia, tuve que dejar mi hogar e irme a vivir con la única persona que me quedaba, mi tía Laurence.
Ella era una mujer solitaria, de mirada inquietante, a la que nunca había escuchado decir una sola palabra, admito, me aterraba.
Mi madre una vez me contó que su hermana no siempre había sido muda, sino que un día alguien le había robado la voz.
Una noche, mientras dormía sentí que alguien me observaba, abrí los ojos en aquella oscuridad para comprobarlo, mi cuerpo estaba completamente paralizado boca arriba. Los nervios se apoderaron de mí, no entendía que me estaba ocurriendo. Comencé a examinar el cuarto hasta dónde me alcanzaba la mirada, entonces, me percaté de que alguien a mi izquierda permanecía agachado, mirándome. Cuando quise gritar, se acercó rápidamente a mi oído para susurrarme palabras ininteligibles a una velocidad inhumana.
Sin embargo, escuché nítidamente la última frase: -Ahora tus gritos, son míos.
Aquella figura se levantó, y un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando me di cuenta de que aquel ser, era mi tía Laurence.
Nunca más volví a verla.
Escribo esto desde el perpetuo silencio que ella me dejó, observándote mientras me lees, esperando a que duermas.
SEGUNDO PREMIO: Marta Llopis
«De repente, desperté en Anaga.
En la oscuridad solo pude sentir un escalofrío que recorría mi cuerpo, helándome la sangre. Corrí todo lo veloz que pude sin evitar la sensación de que algo me perseguía. No pude verlo. En mi desesperación era incapaz de comprender cómo había llegado hasta allí y aunque mi mente necesitaba hacerlo, mi cuerpo solo corría veloz, no atendiendo a razonamientos.
– ¡Vete!, – grité.
No recibí respuesta alguna.
Aquella horrible sensación seguía en mi interior. Cada vez estaba más cerca, me iba a alcanzar, mis piernas ya no eran capaces de ser más veloces, tropecé y caí en mitad de la noche tan solo ligeramente iluminada por la luna del cazador. Me levanté mientras miraba tras de mí. Conseguí respirar por un momento. No había peligro.
Miré hacia el frente dispuesta a seguir huyendo. Pero ya estaba allí, delante de mí. Ojos verdes que me miraban fijamente. De repente ese ser esbozó la sonrisa más terrorífica que jamás había visto.
Ese fue mi último recuerdo, porque la noche del 31 de octubre, en el bosque de Anaga, morí a manos de mi reflejo, de mi propia oscuridad.»
TERCER PREMIO: Paula DLCM
La extraña puerta del rellano amarillo
En mi edificio hay un rellano amarillo. Pero no es un amarillo bonito. Es un amarillo extraño. Apagado, cenizo. Pero, aun así, no es cálido. Es frío. Te hace sentir incómoda. Mis padres siempre me han dicho que no es posible que un color te haga sentir incómoda. Que solo es un rellano. Y, en parte, tienen razón. No es solo el color lo que hace del rellano un lugar tan inquietante. Es la puerta que hay en él lo que más me confundía.
En mi edificio hay dos casas por cada planta. Entre cada planta hay un rellano. Seis rellanos en total. Pero solo hay un rellano pintado de amarillo, y solo hay un rellano con una puerta en la pared. Siempre me había preguntado qué hacía una puerta ahí, si no había ningún armario ni ninguna casa. Tenía marcas de arañazos y muescas por toda la madera, y a veces olía muy raro. Pero el pomo era dorado, reluciente. Como si alguien lo limpiase todos los días.
Al menos ahora sé lo que hay detrás de la puerta. Pero no puedo decírselo a mis padres. Él no me va a dejar salir para contárselo.
Además, este año hicimos un pequeño concurso de disfraces. Todo aquel que viniese disfrazado, podría participar si le tomábamos una foto. Nuestro equipo votó y la ganadora fue… LA TERRORÍFICA ROBESPIERRE
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